La imagen que construimos de
nosotros mismos depende, en gran medida, de factores externos tales como la
actitud de nuestros seres queridos hacia nosotros, la crítica recibida por
parte de quienes nos rodean y la manera como enfrentamos estas situaciones.
Como cualquier ser humano que
inicia su recorrido por la vida necesita del apoyo y el acompañamiento cariñoso
de su familia, es desde aquí que se empieza a construir la persona en su
relación con el entorno:  si es amenazante
e incierta, le generará angustia, desconfianza y temor.  Si por el contrario, está cargada de afecto y
calidez, aprenderá a confiar y a creer en sí misma y en los demás.  
Tener fe y confianza en sí mismo
es la base para lograr creer en los demás; sólo así se pueden construir
relaciones afectivas sanas que contribuyan al crecimiento personal y al
mantenimiento de una salud mental estable.
RECOMENDACIONES:
-         
Tratemos de no sobreproteger a quienes, en
alguna medida, dependen de nosotros, para no imposibilitarlos ni coartar su
libre desarrollo.
-         
Es necesario acompañar a las personas que amamos
durante el proceso de crecimiento.  No
hay que soltar demasiado, ni asfixiar con nuestra presencia.  Todos los extremos son perjudiciales. 
-         
Evitemos el uso de rótulos y etiquetas.  Tratar a otros con apodos como “cuatro ojos”,
“gordo”, “tonto”, etc., afecta negativamente la fe y la confianza que cada uno
construye sobre sí mismo.
-         
Procuremos valorar y estimular los intentos
realizados por nosotros mismos en procura de nuestras metas, aunque no siempre
sean exitosos.
-         
Admitamos la crítica y los halagos con
objetividad y aceptación, sin sobredimensionar los primeros ni minimizar los
segundos.  

 
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