Apretar los dientes y bloquear el paso del aire es una
defensa natural después de un conflicto, una disputa, un esfuerzo o durante el
sueño.  Es como si nuestro cuerpo
quisiera a toda costa cerrar la puerta al “invasor”.  Como defensa primaria resulta ser un
mecanismo prácticamente involuntario, pero después hay que saber relajarse.  El ejercicio de movimiento de los maxilares,
que a continuación les enseñaré, es un excelente medio para que el aire y las
relaciones personales vuelvan a circular. 
Duración:  de 2 a 4
minutos.
Lugar:  una silla o
sillón.
1. Posición
Estoy de pie o sentado en una silla o un
sillón.  Apoyo los pies en el suelo.
2. Acción
Abro y cierro la boca varias veces, como si
fuera un pez.  Tengo los labios relajados.
Sólo muevo la mandíbula.  En concreto, sólo muevo el maxilar inferior.
Mantengo la boca entreabierta.  Muevo el maxilar hacia la derecha, mientras
los labios siguen quietos.  Intento no
mover la cabeza.
Ahora, el maxilar se mueve hacia la
izquierda.
Repito este movimiento del maxilar tanto hacia
a la derecha como hacia a la izquierda.
Intento identificar de dónde surge el
movimiento del maxilar.  Busco con los
dedos índices la articulación de la mandíbula, a derecha e izquierda.
Está bastante alto, un poco por delante de
las orejas.  Siento cómo se mueve la
articulación cuando muevo el maxilar inferior.
Masajeo cuidadosamente esa zona.  Ahí a menudo se esconden muchas tensiones.


 
Hola, Marcos: Sufro de bruxismo y estuve en terapia del sueño, sin embargo no tuve la oportunidad de aprender masajes de relajación de la zona afectada. Me parece un excelente ejercicio, muy efectivo. Gracias.
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