Mucho se ha hablado de los protagonistas de una situación de acoso escolar o bullying:  víctima y agresor.  Pero... ¿qué papel cumplen los "observadores" de un episodio de intimidación?
Si colocamos mayor atención podremos darnos cuenta que, por lo general, los observadores superan en número a la cantidad de agresores y ostentan un poder que se exacerba al escudarse en el anonimato de una masa muchas veces enardecida.  Algunos actúan como asistentes del agresor y otros, como reforzadores de éste, entregándole feed-back positivo ( a través de descalificaciones a la víctima, rumores, burlas, empujones y/o risas de complicidad, "haciéndole barra" a quien agrede).  Existen otros que huyen de la situación, evitando comprometerse.  Por último, están aquellos (los menos) que actúan como defensores de la víctima, brindándole apoyo verbal y contención.
Los observadores del acoso representan un factor fundamental.  Su conducta cómplice perpetúa en el agresor su comportamiento violento.
Se hace urgente erradicar de nuestra sociedad la idea de que la agresión y el golpe priman por sobre el razonamiento de las situaciones.  La resolución de un conflicto no debería transformarse en una escalada de violencia para nombrar "ganador" a quien grita o pega más fuerte.
Influir en las normas del grupo es crucial en la prevención de la intimidación (programas de capacitación a nivel gubernamental, escolar y, sobre todo, familiar).

 




