Cuando uno ve a los niños crecer, se queda asombrado.  Es un proceso tan lento... y al mismo tiempo todo sucede tan vertiginosamente: eso es lo curioso.  Pocas semanas atrás, usted tuvo un bebé.  Al poco tiempo, ya caminaba por todos lados.  Hoy tiene cinco años y mañana irá a la escuela, y en un dos por tres prácticamente habrá empezado a trabajar.  Aquí hay una contradicción interesante: el tiempo pasó lenta y a la vez rápidamente.  O bien, si se miran las cosas desde el punto de vista del niño, uno diría que virtualmente el tiempo se estancó, o que empezó estático y sólo poco a poco comenzó a moverse.  La idea del infinito proviene de las huellas que se han quedado en el recuerdo de cada uno de nosotros sobre esa época de la infancia anterior el inicio del tiempo.  Pero cuando de ahí se pasa a la experiencia de adulto que uno ha tenido, advierte que cinco años no son casi nada.

